El que fuera abad de Covadonga durante bastantes años:  Don Emiliano de la Huerga, nacido en la mesetaria Zamora, y como recogía Gracia Noriega en unos de sus antológicos artículos «fue abad a lo largo de los últimos treinta y seis años, y por los siglos de los siglos».

Y así ha sido, su figura cura clásico, de sotana y teja, pululaba por los rincones covadonguinos siendo un paisano más del llamado Real Sitio de Covadonga, donde como él mismo predijo «Mis huesos pienso dejarlos aquí» y ahí se quedaron.

Pero también entre nosotros se quedó su amplio legado compuesto de multitud de libros que han tenido ediciones y reediciones varias, haciendo que generaciones de lectores se acerquen al Real Sitio de Covadonga a través de su ilustrada pluma.

Uno de los libros que tuve durante años rodando por casa, hoy no sé dónde está, es un librito denominado así, a secas: COVADONGA, salido de la pluma de D. Emiliano de la Huerga, del cual yo pocas noticias tenia y que D. Emiliano fue rellenado entre la leyenda religiosa y la historia laica, para mí como para muchos asturianos Covadonga es un referente histórico, religioso y político… pero que tiene esa pertinaz lejanía, que se rompe por pascua florida.

Sin embargo, fue de la mano oportuna y amena de Ana Roza que reaparece en mi vida como por casualidad, el contacto era para una tema bicicletero,  y ha resultado  que termina siendo la editora de cabecera de mi  resucitada pasión por los caminos, más que resucitada, diría que entusiasmo reconvertido,  en diversos peregrinajes por los Caminos varios de esta España nuestra.

Fue así, como Covadonga viene siendo desde hace el tiempo, el centro de mis preocupaciones y mis caminatas en pos del Real Sitio de Covadonga, de la Santina, y del peso que han tenido en toda esa historia todos esos caminos que la cruzan por los cuales han trasegado desde señores a siervos, desde cristianos a moros, desde arrieros a romeros, desde soldados a místicos, cada uno en su momento y en su circunstancia.

Y ocurrencia fue que no pudiendo editar el trabajo Mis Caminos a Covadonga, este proyecto terminara en pagina web, y que en mi auxilio viniera de nuevo la editora Ana Roza, que puso en mis manos una obrita a modo de reedición del viejo texto de Emiliano de la Huerta, pero renovado en cuanto a la parte gráfica gracias a la labor del amigo y fotógrafo Juanjo Arrojo.

Es así como desde el vitriol de la nueva marca editorial de Delallama, que pone en marcha Ana de la Roza, tengo en las manos el trabajo de COVADONGA, donde Emiliano de la Huerga hace un canto a este enclave paisajístico donde el alma rebosa del embrujo y magia que se condensa en la contemplación del Real Sitio de Covadonga, que como decía el viejo y sabio montañero José Ramón Lueje, «Covadonga es la mas alta afirmación del paisaje, de la historia, y de la fe…»

Y así con textos tomado de diversos autores, y adornado con la prosa tan característica de D. Emiliano , la cual tanto me recuerda, ahora que lo releo a la del amigo Agustín Ballina; y en esa envoltura cuasi de gozo místico es como D. Emiliano nos habla del entorno de la Cova  Dominica, y no tiene empacho D. Emiliano de tirar de la heterodoxia como lo hace sacando a relucir al hiramista Ramón Perez de Ayala, para afirmar  que la palabra «Covadonga está  adscrita al nacimiento de la nacionalidad hispana».

El mesetario autor y eclesiástico de pro, como abad de Covadonga va repasando el entorno, mezclando historia y leyenda, en una melange curiosa, pero de carácter poco fanática y dogmática, al contrario de algunos de nuestros más insignes historiadores que ha ramoneado desde antaño, con la estrecha ecuación de equiparar a los astures al nacimiento del nuevo Israel, replicando formatos bíblicos en modelos y en glosas varias.

Pero D. Emiliano, como clérigo inteligente, abad del real Sitio de Covadonga, lugar que reúne muchas patrias, querencias y creencias, y no queriendo ataques o descalificaciones de su libro sobre Covadonga, nos ofrece las crónicas de ambos bandos cuando se relata la batalla con la cual da comienzo la Reconquista, que no fue caldero de un día sino de años de batalla.

Es, D. Emiliano modesto aún en defender lo suyo, pues habla con desparpajo romántico de los escasos peregrinos que ven como su albergue es utilizado para otros menesteres, muy alejado de la obra de San Jerónimo. Hasta los pies de la Santina llegan diversos y famosos peregrinos, flor de un día y viaje relámpago que se dice.

Cierto es que nunca ha habido intención de crear una cierta peregrinación a Covadonga, pese al mito y la leyenda, pero no parecemos los astures muy dados a las caminatas en pos de gurús, santos o laicos, lo nuestro es más  una referencia desde distancia, como así es la Santina, Covadonga, Pelayo o la Reconquista, digamos como exponía el maestro José Manuel  Vilabella, que el politeísmo  asturiano tiene «una característica y es que todo está siempre al fondo, a lo lejos», nuestro montaraz aislamiento nos hace ser  provincia ultramarina, y verlo y sentirlo todo desde la neblina de la lejanía. (Cuerda de Santos  Infames y  Profetas)

Tal vez como nos relata Vilabella, hereje contumaz que se disfraza de tal esperando la revolución: «Asturias es España, sí, pero de diferente. Es una visión enloquecida de los que le hubiese gustado ser a Castilla, es, en cierto modo, como un proyecto frustrado de Antiespaña. Al español le hicieron monoteísta a golpes de cincel; al asturiano lo dejaron con sus creencias periféricas, con su politeísmo de palurdo. En España se mueren de inanición las herejías, a Asturias se fueron a vivir los Dioses»

De eso parece saber algo D. Emiliano que nos canta en el libro las excelsas bondades del mito covadonguino pero lo justo, pues sabe que los astures de a pie, ni son santos, ni brujos, ni inquisidores. Por eso el libro una vez sobrepasa el mundo extraño de los godos en tierras astures y en las aledañas de la Liébana, lo cual se ignora por casi todos, por activa o pasiva, pues ignoramos que hubo dos Favilas, padre de Pelayo y Favila hijo de este último. Tampoco es que sea un texto mariano a matamartillo mariano, pues como buen mesetario nos conoce y sabe que nuestra fe es un poco la del carbonero.

Por ese mismo motivo D. Emiliano evita esos laberintos de la historia que a veces tiene más de ideología que de realidad, y sabiendo como sabe el abad covadonguino, de las trampas que median en toda este arquetipo covadonguino, y prefiere emboscarse en un repaso pormenorizado a los distintos lugares de Real Sitio,  que no son pocos, aunque hecho de menos algunos como la significativa Cruz de Priena  o el Monte Auseva que son míticas que nos son cercanas por lo montaraz, lo cual le va mejor a nuestra idiosincrasia. Por eso es mejor dejarlo estar pues si bien de historia antigua astur, no sé quien sabrá, visto lo visto, si en que otros episodios como el del exilio de la Santina en París, D. Emiliano no se mete en camisa de once varas, muestra de su viejo hacer como cazurro que lo fue, pero si alguien ha contado recientemente tal historia este ha sido Manuel Cimadevilla en sus crónicas para  el Diario La Nueva España Crónicas del Retrovisor.

Nos habla el buen D. Emiliano  de otros herejes y heterodoxos, que han rondan por el mito covadonguino como Roberto Frasinelli, el llamado Alemán de Corao, que como buen heterodoxo de allende las fronteras, debió hacer vibrar interiormente a aquellos que confiaron en su saber y en su hacer autodidacta.

En suma, acercarse a la lectura de Covadonga, con la perspectiva de la lejanía, y la aquiescencia de  esa esencia peculiar que reunimos los  astures como naturales de esta ínsula de Neblina, nos aleja de la beatería de confesionario o de reclinatorio ante la Santina, pues somos hijos de la Higa, de la mano de la diosa pagana, lo que hace que la lectura del libro de D. Emiliano de la Huerga, desde esa lejanía insularia que nos comenta Vilabella, hace que  Covadonga, pueda tener un hueco noble en nuestra biblioteca, y todo ello bajo la nueva frescura que le da al texto las fotos de Juanjo Arrojo, y el buen hacer de Ana de la Roza, al frente de la editorial Delallama que pone de nuevo en tapete editorial esta nueva reedición.

EAN: 9788494658198
Editado por: Delallama
Materia: Asturias , Turismo en Asturias , Covadonga
Idioma: Castellano e Inglés
Publicado el: 23 Marzo 2018
Nº Edición: 1
Nº páginas: 80
Encuadernación: Rústica

Victor Guerra