Digamos  ya de mano  que hay pocas informaciones sobre peregrinos a la vieja usanza  Camino de Covadonga, aunque lo que hay llamaríamos turigrinos los hay a millares, llegan en coche o en autobuses a modo de modernos vándalos en pos de cumplir la promesa o comprar el detallin de Covadonga que hay en abundancia y diversidad.

Han sido varios los autores que han comentado este tema de los peregrinajes a Covadonga, pero al final quedan en eso en generalidades  de presencias peregrinas que se nominalizan cuando  se habla de visitas institucionales  y poco más, por ejemplo nadie registraba la visita a Covadonga de los responsables del Gran Oriente Español en 1928, entre los que se encontraban Martínez Barrio, por poner un ejemplo.

Pero deseo dar la palabra a una voz más autorizada que la mía en estos de caminar a Covadonga, pues es uno de los pioneros como componente que fue de la famosa Tertulia Cultural del Garrapiellu, culpable de echar andar  todo este tinglado del Camin de Covadonga.

V.Guerra

Les dejo con un artículo que Xurde Morán publicó  en su libro El Camino a Covadonga:  HISTORIA DE LAS PEREGRINACIONES

Tal y como «avisábamos»  y destacábamos las peregrinaciones a Cuadonga se pierde en las más oscura noche de los tiempos. Es más mucho antes del cristianismo se da por seguro  la existencia  de un santuario de los pobladores prerromanos, dedicado probablemente a alguna divinidad femenina relacionada  con el culto a las fuerzas de la naturaleza una «deva» o diosa de la que su testimonio pervive en el nombre ( uno de los nombres  en realidad) del río que nace  de la misma Cueva.

(A este respecto indicar que el río brota por debajo del pequeño santuario-camarín de la Santina, no nace en la Cova Dominica, sino que viene de los entornos de de los picos Tresllué   y Jairraigada que dan lugar al río Mestas que saldrá a Covadonga, en  modo cascada, tras cruzar la vega de Orandi tras penetrar en una oquedad al pie de Jou los Cestos, más conocido como la Vega Orandi)

La presencia de este  santuario precristiano daría origen  sin duda  a las primeras peregrinaciones de las que nos sabemos nada, y que podrían remontarse  a la antigüedad.

Este lugar sagrado sería después cristianizado, por sustitución , en la advocación  a la Virgen María, tal y como ha sucedido en otros muchos casos, pues aunque las religiones y las creencias cambien, los lugares sagrados o «memeton» parece que siempre permanecen.

(Se debe recordar , y en este sentido Xurde Morán, nos plantea una interesante tesis de una conversión de las antiguas creencias hacia cultos marianos, pero se debe indicar que estos en España no llegaron hasta  hasta muy tarde, ya el siglo X y XI, por tanto desde esa creencia no se derivó hacia el nuevo culto, tras unos cuantos siglos, o simplemente no existió.  Por poner una semejanza, la peregrinación a otra famosa cueva con una virgen de por medio   como fue la cueva francesa de Rocamadour «no comenzaron hasta finales del siglo XII». Tanto es así que las primeras imágenes  y devociones a María, en sus distintas versiones llegaron con los cruzados  cuando tomaron Bizancio en el siglo XIII.  y el  culto mariano en Asturias no llegó hasta  mediados del siglo IX, teniendo solo una incidencia social menor  a partir del siglo X-XI, (Garcia Perez 1992)

En este caso  no deja de ser impresionante escuchar  todavía la leyenda, contada desde antiguo en muchos lugares de la alrededores del Santuario, que dice  que nuestra Santina y Patrona de Asturias, «era una xana  que vivía na Cueva, onde  ´l ríu, qu´un dia unos flaires vistieron de santa«.

Esta leyenda sencilla y aparentemente  simple, explica en dos frases todo el proceso de sustitución de los antiguos dioses de los pueblos prerromanos con la llegada  de una nueva religión que pasado un tiempo llegaría a ser oficial en todo el Imperio Romano.

Este es un fenómeno social totalmente normal, universal,  que pasa y ha pasado en todas las latitudes en todas las religiones a lo largo de los tiempos, sin ningún menoscabo en absoluto hacia las creencias e ideales de cualquier persona, sino todo lo contrario, es más, con el cristianismo las peregrinaciones ya dejan de ser una teoría o posibilidad para hacerse una realidad demostrada y documentada.

(Por mucho que indique Xurde Morán sobre documentaciones de peregrinajes a Covadonga, lo cierto que lo que hasta ahora conocemos es bastante escasa la incidencia de peregrinaciones, primero porque hay que ver cuando se pone en pie el Santuario como tal, segundo porque algunos historiadores se han puesto a la labor de contarnos las famosas «peregrinaciones» y siempre terminan contando la visita de los Duques de Montpensier  y la presencia y prestancia de los reyes borbones  ALfonso XII y Alfonso XIII. la propia pagina oficial del Santuario  de Covadonga sólo recoge estas visitas, lo cual no deja de ser sintomático)

Según algunos autores, como Fermín Canella, el primer peregrino de «importancia» que visitó el santuario  fue el rey de Asturias Alfonso III El Magno, (848-910) , aunque  es fácil que fuese un exponente  más de toda la estirpe de reyes asturianos que, desde  el mismo Pelayo y su legendaria batalla de Covadonga, tuvieron una especial relación con estos parajes de hadas, diosas y santas.

Durante mucho tiempo las comunicaciones con Cuadonga desde Cangues d´Onís fueron bastante malas… caminos de tierra, caleyes, y senda de montaña, no siempre fáciles de pasar.

(No sé  hasta qué punto eran tan malas las comunicaciones pues estamos hablando de valles amplios, y no hay que olvidar de que hay por ejemplo una vieja calzada romana  que unía Següenco con La Riera por Omedina, de la cual quedan bastantes tramos aún en pie, y un pra de viejos pontones de piedra, lo que da idea de las comunicaciones existentes. Aunque queda por saber si había algún interés en estar o llegar a Covadonga, ya que el  culto mariano es muy tardio ya que en 1777  se promovió una calzada de carros  desde la Riera, que era el asentamiento de la corte eclesiástica)

Ya en el siglo XVI había cronistas como Morales, Fray Antonio de Yepes, y Pedro Murillo en el siglo XVII, que señalaban en sus escritos lo dificultoso que era acercarse a Cuadonga y su situación  de abandono. Tirso de Avilés es quien viene a afirmar que el viejo templo, de madera, levantado en la Cueva, sobre el abismo, estaba en una situación lamentable, pues la obra, construida según la tradición por iniciativa de Alfonso II EL Casto, con madera de tejo, se sostenía si caer «por puro milagro»

En el siglo  XVI es cuando se erige la Colegiata, pegada a la pena al lado de la Cueva, bajo la advocación de San Fernando, aprovechando la edificación anterior de un monasterio medieval benedictino   (740?) que luego habría pasado a los monjes agustinos.  (tema del que se trabajado poco, o nada).

En el siglo XVII con las reformas  canónicas y eclesiásticas, Cuadonga logró una importancia religiosa mucho mayor, la cual favoreció aún más las peregrinaciones, construyéndose nuevos edificios y albergues para los romeros.

Así mismo en Cangues d´Onís se fundaron hospitales para los peregrinos que iban al santuario, al igual que otros lugares (tengamos presente que en aquel tiempo la palabra «hospital»  tenía más que ver con lo que ahora entendemos  como albergue asistencial que con la moderna  acepción de centro sanitario.

(Hay que tener en cuenta que la recuperación del complejo del real Sitio de Covadonga se produce en el siglo XVI, y que ese albergue asistencial de la mano de Felipe IV  que es cuandos e levantan las casa para los Canónigos que antes vivían en La Riera y es cuando se construye dicho albergue, y un siglo más tarde el ANtiguo Mesón que se construye en la parte baja del Jardín del Príncipe » siendo abad Nicolás Antonio Campomanes Sierra y Omaña, bajo patrocinio de
don Antonio de Estrada, quien decide que el producto de su renta fuera para la iglesia. Los cabildos capitulares incluyen detalles acerca de su explotación, como el de 18 de marzo de 1679, donde puede leerse: “que convenía buscar persona que habite, viva y resida en dicha casa de mesón y tenga camas, pan, vino, hierba y cebada y más necesario para los del gremio de la iglesia y más personas que vienen en romería a visitar la sacrosanta imagen de Nuestra Señora”. Suárez Botas 2016)

Después del trágico incendio de 1777, que destruyó el mítico templo de madera que elevaba como una gran balconada tapando la Cueva, así como la primitiva imagen de la Santina es cuando los poderes públicos, dándose cuenta del inmenso daño del desastre promovieron toda una serie de iniciativas encaminadas  a recuperar el templo mariano y darle más atención y relevancia.

bajo el reninado de Carlos III se abre el primer «camino directo» entre Cangas de Onís y Cuadonga, al que Gaspar Melchor de Jovellanos, en su visita al lugar , llegó a calificar de «excelente».

Otros visitantes ilustres del lugar fueron también la reina ISabel II y su séquito, quienes estuvieron en santuario durante la visita oficial a Asturias en el verano de 1858, yendo la reina acompañada del rey consorte Francisco de Asís, y por el entonces Príncipe de Asturias, luego  Alfonso XII.

Este viaje viaje de notable importancia pues incrementó la atención por Cuadonga como lugar de peregrinaciones, al ser visitado pro las más altas autoridades del Estado, con toda la promoción de la noticia ya en si misma.

Por ello aumentan notablemente las visitas , no solo de Asturias sino de toda España, principalmente de los territorios próximos y regiones vecinas. Tal fue la repercusión  de esta visita que varios topónimos de la ruta se deben a esta visita regia, como es la del caso de El Camin de la Reina (en Parres y Cangues) y el Jardín del Príncipe  entre algunos más.

Capitulo del libro  El Camino de Gijón a Covadonga. de Xurde Morán

Xurde Morán

Notas en color de Victor Guerra