CARTAS AL DIRECTOR LNE. El Camín de los Santuarios y el cuento de la lechera
Hace unos días echaba las campanas al vuelo el subdirector del RIDEA, amén de cronista del concejo de Piloña, don Andrés Martínez Vega, indicando según el titular publicado en LNE del 27 de noviembre «que el Camín de los Santuarios no es un proyecto efímero, ha venido para quedarse».
Lo cierto es que al leerlo me ha entrado la risa, pues eso será si la señalización de dicho proyecto aguanta, pues no creo que tan endeble diseño e instalación señalética aguante lo que resta de invierno.
En la larga entrevista realizada por la redactora María Villoría, el señor cronista va desgranando la historia del Camín de los Santuarios barriendo para casa y su persona, proyecto nada novedoso y personalista, ya que por mucho que diga el bueno de don Andrés, ese recorrido ya tiene una lejana historia.
Y aunque el buen cronista nos remite al quehacer de hace 20 años cuando se celebraron en 1998 en Piloña unas jornadas que terminaron en un libro titulado “El Camino Jacobeo en Asturias”, en cuyo seno D. Andrés Martínez Vega exponía un camino que no era nuevo , ya que se trataba del viejo recorrido prerromano denominado como Camino de los Francos, del cual ya habló en prensa y radio don Luis Merediz, el cual en 1965 puso encima de la mesa del ministro de Información y Turismo Fraga Iribarne, al igual que Vicente G. García, «que en lo relativo a Asturias y el Camino Jacobeo se estaba perdiendo la oportunidad de sacar a flote los viejos caminos prerrománicos peregrinos hacia la vieja advocación salvadoreña ovetense», como destino para visitar al Señor San Salvador, luego vinieron los caminos jacobeos los cuales colonizaron las antiguas redes camineras salvadoreñas en pos del criado: el señor Santiago.
Por tanto, he de indicar que el Camín de los Santuarios no ha venido a descubrir nada que no se supiera, como era la existencia de un eje que utilizaron los peregrinos francos, y que en nuestra región pasa por varios de sus más importante inputs, como es San Salvador de Abándames camino de San Salvador de Oviedo, pasando antes por San Salvador de Plecín, sin olvidar una pequeña iglesia dedicada a Santiago por la cual no pasa el Camino de los Santuarios.
La diferencia con 1965 es que ahora se han conjuntado los satélites asturianistas y covadonguinos, los cuales vieron la posibilidad de coadyuvar a las raquíticas políticas peregrinas asturianas, haciendo realidad una vieja pretensión marianista.
Aunque para adecuarla a sus cortas entendederas le han cortado la proyección latitudinaria al Camino de los Francos, para circunscribirlo a la raquítica visión regionalista colocando como reclamo los santuarios marianos de la Cueva (Infiesto) y Covadonga.
Lugares que por cierto han tenido cierta memoria peregrina, pero que hace ya muchos siglos que la imagen que tenemos de peregrinos que vienen allende de nuestras fronteras a golpe de sandalia y con sus pertrechos a sus espaladas se ha perdido en dichos lugares.
Tanto es así que ambos conjuntos marianos carecen de alojamientos peregrinos, pues el tardío alojamiento para peregrinos sito en el santuario de Covadonga pronto dejó lugar a otros requerimientos institucionales, marginando la presencia de apestosos peregrinos optando por colocar el santuario covadonguino en pos de un peregrinaje, digamos con palabras de hoy, turigrino en base a la utilización del coche.
Lo mismo pasa con el Santuario de la Cueva, cuya memoria hospitalaria ya hace siglos que pasó a ser una cita en los trabajos de historia peregrina y poco más, e igual pasa con los equipamientos de los que habla el sr. Vega como son los cinco monasterios, de ese camino, que por cierto deja de lado algunos, como el de Plecín, y los que cita no son nada más que eso, citas históricas, pues apenas sí queda huella de ellos, y de los monasterios que tenemos en pie ya vemos cómo están Obona, Bedón, Celorio…
Sueña despierto en su idealización del Camin de los Santuarios el señor Martínez Vega, que nos retrata su particular cuento de la lechera peregrina, pues al proyecto del Camín de los Santuarios es un proyecto al que ya dediqué varias reflexiones, la última titulada “Del especulum doctrinale al Thesaurus del Camín de los Santuarios”, publicada en el blog “Asturias Peregrina y Caminera”.
Todo lo que cuenta el señor Martínez Vega es interesante a modo de promoción plumífera, pues para que un proyecto de esta naturaleza tenga éxito, primero hay que saber algo sobre los usos y actividades que se dan en tales ejes peregrinos, y debieran saber las autoridades turísticas asturianas cuántos peregrinos estábamos en la apertura y cierre de la Puerta del Perdón del monasterio de Santo Toribio de Liébana en 2017, y saber cuántos éramos asturianos de la escasa nómina presente, más allá de los turigrinos autobuseros y la gran presencia policial.
Creo que se debieran equipar esas redes camineras de unos buenos proyectos señaléticos, y no de la señalización colocada en el Camín de los Santuarios, que es algo así como «de pásame el pioju», y sería obligatorio dotar de esta infraestructura de servicios, pues que yo sepa ese recorrido de unos 162 km entre San Salvador de Oviedo y Santo Toribio de Liébana, en la parte asturiana solo cuenta con dos albergues privados, uno en Avín y otro en Carreña, el resto es un desierto alojativo donde solo se cuenta con alguna que otra instalación hotelera, que no está nada mal, pero que puede poner la realización del dichoso Camino de los Santuarios en un pico dinerario, algo que no pasa con nuestros vecinos cántabros, que cuentan en el tramo al que nos hemos sumado con los albergues de Cades, Lafuente, Cicera y Potes.
Esa sí es una apuesta, lo nuestro es una vela al santo de turno para ver si nos ayuda, pero, bueno, la cinta de inauguración y las fotos de turno tanto de la señora Berta Piñán como el Señor Barbón ya se han rentabilizado como fuego fatuo veraniego y ahora les queda a los voceros asturianistas convencernos que el cuento de la lechera del Camín de los Santuarios será todo un éxito, eso sí, mientras tanto la Ruta de las Peregrinaciones, o el GR de la Asturias Interior, que circula por casi parecidos cuando no por los mismos trazados, señaléticamente se nos viene abajo por abandono y desidia institucional del propio Gobierno regional y sus concejos.
Esa es la realidad, y ya se sabe lo que no son cuentas son cuentos.
Victor Guerra
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