«SIN COVADONGA NO HABRÍA CAMINO DE SANTIAGO».

En el marco del  curso que se celebró en La Granda(Avilés) sobre  Covadonga. Verdad, belleza y bondad de trece siglos (718-2018)

El cardenal arzobispo emérito de Madrid, señor Rouco Varela impartió una conferencia con el título:  Un Papa en Covadonga: San Juan Pablo II, el Auseva y Europa, a cuyas resulta concedió una entrevista al diario La Nueva España, e indicó al periodista Pablo Álvarez, algo que ya había comentado en la conferencia: «quiero poner de relieve la estrechisima relación que hay entre Covadonga y Santiago de Compostela. Es una relación intensísima, no solo en el terreno de lo fáctico, de lo histórico, sino de la proyección hacia Europa. Sin Covadonga, el Camino de Santiago no habría nacido. Probablemente ni se habría tomado conciencia de la tumba del Apóstol en las tierras de Compostela»

Ante este tipo de afirmación realmente, cabe preguntarse ¿Qué es lo que conoce del Camino de Santiago el sr. Cardenal Rouco Varela?  Puesto que creo que no solo se le ha ido la lengua, sino que parece que encima desconoce la realidad de Covadonga, y la implicación de ambos en el mundo del peregrinaje.

Vaya por delante que no soy un especialista, ni un historiador específico en ambas realidades: Camino de Santiago y Covadonga, digamos que soy un estudioso y pertinaz caminante en lo que respecta a ambos, y creo con firmeza que lo dicho por el sr. Cardenal es una perogrullada, o como dirían los castizos una «cagada de pota».

En todo caso, no parece que se tenga mucha consistencia relacionar la existencia de Covadonga con el Camino de Santiago, aunque no sé si monseñor se refería al tema mariano, o a la cuestión de la batalla de Covadonga, binomio que utilizó   para plantearnos un nuevo paradigma de la Reconquista.

Lo que parece claro es que la batalla de Covadonga, se dio lustro arriba o abajo, en torno al año  722 y el descubrimiento de la tumba de Santiago, año arriba o abajo se sitúa en torno a 813, ó sea casi 100 años después,  no teniendo  trascendencia el tema jacobita hasta el siglo X, y  el  acontecer de los peregrinajes no van a tener pleno apogeo hasta  el 1500 en adelante.

Sin que por ello, a lo largo de los sigle se deje de constatar el interés por parte de todos en llegar a una legitimidad apostólica identitaria haciendo aparecer los restos del apóstol en el momento más oportuno, y como no, como estandarte de reafirmación de la resistencia que encabezaba Alfonso II, y sobre todo después de la derrota del Adopcionismo.

De este modo comienza la construcción creativa de un conveniente tretis historiográfico en el cual están interesados dos grandes poderes como son el religioso y el político y en cuyo proceso participaron andando el tiempo historiadores y fabuladores.

Porque difícil de explicar a cualquiera que tenga un poco sentido común es como el cuerpo de Santiago muerto en el siglo VIII no es redescubierto hasta el siglo X, y en cuyo proceso no aparece como referencia nunca la Cova Domina (Covadonga), más allá de ser el referente geográfico de un hecho ecloisonal como fue la batalla o escaramuza que allí se dio, y que simplificando mucho el tema trajo consigo la Reconquista, aunque igual haya que leer a Guillermo Garcia Perez y su Covadonga mito nacionalista católico

Podía seguir embrollándome en estas cuestiones históricas, aunque creo que para ello es mejor acudir a su vez al libo de Ofelia Rey Castelao: Los mitos del Apóstol Santiago, que es muy clarividente y desmitificador al respecto.

Puesto que cuando uno echa mano de la bibliografía, tanto en la sesuda como en  la más popular, realmente nunca aparecen relacionada ambas realidades: Covadonga y el Camino de Santiago,  digamos que cada uno va por su lado,  y cada quien tiene sus seguidores, e incluso tiene su propia construcción ideológica e histórica, una al margen de otra, una encarnaría como dice Guillermo García Pérez, un mito católico nacionalista, y el otro se quiso que se asumiera como la vehiculación más europeísta: Roma-Santiago.

Por tanto, no parece plausible la afirmación de monseñor Rouco Varela, que, sin Covadonga, no habría Camino de Santiago, aunque ambas realidades respondan a criterios cuasi o semi-idénticos sobre todo en cuanto a la derrota de las herejías, y el establecimiento de un cierto nuevo status quo religioso y político que vino con el establecimiento del modelo romano frente al visigodo.

Digamos que cada mitificación tiene su propio recorrido, y es difícil que aparezcan unidos ambos caminos;  al menos no es frecuente tal binomio en los estudios históricos  que se viene realizando, más allá de situar, como ya dije Covadonga como un referente del inicio de la Reconquista, ya que el establecimiento por ejemplo de Camino Francés de Cluny, significó la construcción de un nuevo estadio político, donde se liquidaba el statu quo, visigodo en todo su amplitud, político, religioso al optar por el modelo  romano.

Es más, el Beatus  de Liébana que en  la década del 780,  reedifica el  mito jacobita con el himno dei verbum  es una de las primeras promociones publicitarias del señor Santiago, y los cronicones posteriores, como el Liber Sancti Jacobi o sea el Calixtinus o los diferentes tombos o crónicas no nos hablan de Covadonga, lo cual viene a indicarnos que la construcción tanto de conquista como mariana de Covadonga fue independiente del Camino de Santiago.

Pero yendo a cuestiones más cercanas y plausibles, si fuera como dice el señor Rouco Varela, cuando se va construyendo la red de caminos jacobitas por el territorio español, no parece que el Camino del Norte sea una tarea preeminente, y más dados los abencerrajes en la zona franca castellana, o que se apoyara en el mito covadonguino para hacer florecer un camino por el Norte peninsular.

Es más, el Camino del Norte, digamos que es bastante tardío, y tarda mucho en consolidarse como tal, y en esa conformación obvia la referencia mítica de Covadonga, y en cambio se articula en función de la figura de San Salvador teniendo como bastión referencial dicha advocación refrendada en la catedral de Oviedo, bajo cuya advocación se construye tal templo.

Habría por tanto que profundizar en los modelos simbólicos y su alcance, y observar de dónde viene y como se vehiculiza la figura del San Salvador.

Pareciera a la vista de los estudios históricos, que sin los reyes astures radicados en Oviedo junto sus reliquias el Camino de Santiago quedaría eliminado, al igual que sucedería con Covadonga y la Reconquista, ambas dos referencias caminan por calles conceptuales separadas. «no se debe olvidar que, sin Asturias y sin los reyes de Oviedo, Santiago quedaría eliminado como ciudad y como centro de peregrinación. Es como la Reconquista pues sin Covadonga, sin el Principado, sin el norte, no habría final en Granada».

Si vamos a cuestiones más caseras, nos situamos en la realidad peregrina yen la  articulación de Caminos pareciera que hubiera un especial interés en imbricar  el desarrollo del Camino del Norte con la construcción mítica e identitaria Covadonga como le gusta presentar al señor Rouco Varela, pero no nos constan caminos de enlace entre el Camino de Santiago y el sitio de Covadonga, ni parece que haya crónicas viajeras de peregrinos que se hayan desplazado desde el Camino de Santiago a Covadonga, aunque caminos los hay y los hubo, los cuales tuvieron como zona de actuación los entornos covadonguinos, con Corao como centro de reparto de flujos camineros con las rutas del Almagre desde Ribadesella o del  salazón desde Llanes a través de la calzada romana de los montes de Ardisana, pero en  realidad  fueron más bien trazados  de penetración romana, trazados de tránsitos visigodos y al final los caminos de los arrieros  astures y sajambrinos con intereses  comerciales en las diferentes latitudes,  que pasos de peregrinación.

Es más, no se entiende como Covadonga con esa vocación peregrina que se le quiere encomendar no cuente con un albergue peregrino, ya que además el que tuvo lo cerró hace ya centurias, pese a que se quiere presentar al Real Sitio de Covadonga como parte de una cultura peregrina inexistente, al menos bajo los modelos jacobitas.

Hoy los enlaces del Camino de Santiago con el Real Sitio de Covadonga, son GRs, o PRs señalizados en la década de los años 90, y al margen del Camino de Santiago del Norte que en aquellos momentos nos importaba a todos un comino, a los caminantes, a las instituciones tanto políticas como religiosas.

Tanto es asistimos  a la vinculación  histórica del Monasterio de Santo Toribio con los dos Caminos el del Norte, y el francés como algo excepcional, y seamos capaces de hacer lo mismo  con Covadonga.

Es más entre ambos lugares: Santo Toribio y Covadonga, solo existe un enlace caminero como es el GR 202 que rememora más el tema de la huida de los sarracenos por dichos predios, que la necesidad de vincular ambos referentes como hitos históricos religiosos, tanto es así que el GR de la Reconquista concluye en Cosgaya y deja de lado el tema monacal de Santo Toribio, o los asentamientos godos en los valles lebaniegos con Covadonga.

Por otro lado, la poca importancia del Camino de Santiago en su relación con Covadonga, se reafirma una vez más  cuando  Asturias quedó excluida de la vinculación  del Santuario  con el Camino  de Santiago, tal y como planteaba el estudioso y experto René de la Coste Messelière.

Pero, es más el Camino de Santiago del interior de Asturias, que arrancaría en Panes pasando por las Peñamelleras, Cabrales, Onís, y Cangas de Onís, ni tan siquiera es contemplado desde la óptica mariana y de peregrinación o de su vinculación e importancia con respecto a Covadonga o Abamia.

D hecho este camino quedó reducido a un plano muy secundario, hasta tal punto, que todos los intentos que ha habido por parte de estudiosos y amantes de la caminería y el peregrinaje estos  nunca han sido escuchados por las instituciones a la hora de revitalizar un Camino de Santiago, bien por la Costa o bien por el interior  y que a su paso  contemplase una derivación al Santuario mariano de Covadonga, de hecho en las informaciones turísticas del Camino de Santiago por Asturias en ninguna etapa se indica que hay una posible via de acercamiento a Covadonga, y ya no digamos en cuanto a los temas señaléticos, esa posibilidad se les escapa a los responsables políticos y religiosos de nuestra región.

Digamos que el tema de Covadonga y el tema mariano es más una virtualidad que se cimenta con que alguna vez nos desplacemos en coche con la familia para cumplir con el rito de visitar una vez en la vida Covadonga.

Tanto es así que esta misma web de Caminos a Covadonga, ha tenido que colocar «Mis» para poder saltarse esa marginación histórica de olvidos y marginaciones y las barricadas que han puesto unos y otros en ese intento de patrimonializar el tema de Covadonga.

Por tanto, señor Rouco Varela, el Camino de Santiago pudo ser, y fue y es sin Covadonga, mal que nos pese a todos.

He dicho.

Victor Guerra